Yo los he oído en muchas ocasiones, y se que los seguiré oyendo.
Nuestra labor pasa por preparar el mundo para nuestros hijos además de preparar a nuestros hijos para el mundo.
En muchas ocasiones agota, porque parece que es sembrar en tierra estéril. Una y otra vez volvemos a oír el miedo, el rechazo, o incluso la burla. Oímos usar el termino autista como descalificativo o insulto y nos enervamos. No nos quedamos ni quietos ni callados. Alzamos la voz por los nuestros y pedimos respeto soñando el día en que nadie tenga miedo al autismo, pero con pocas esperanzas de que en esta generación vivamos ese anhelado momento.
En ocasiones solo callas y continuas tu camino con hiel en las tripas y lagrimas en el alma.
Pero ese arduo trabajo va calando sin que nos demos cuenta, va creciendo despacio una semilla delicada y frágil que un día será un frondoso y fuerte árbol, y yo vi ayer un brote.
Ayer entramos en una tienda de ropa. Yo miraba los percheros y los niños se sentaron a esperar.
Ángel empezó a alzar la voz y aletear y reírse a carcajadas.
Llevábamos mucho rato de compras así que su padre salió con él a la calle a darle un paseo y que se tranquilizara.
Yo seguía mirando la ropa cuando no pude evitar oír hablar entre ellos a la chica y el chico que trabajaban en la tienda.
- Que guapo, es lindísimo el niño. Yo creo que tiene autismo.
- Sí, en mi colegio había chicos con autismo y son muy cariñosos.
- Yo he leído un libro de un chico japones se llama "La razón por la que salto", te lo prestaré, es precioso. Cuenta como aunque no puedan hablar tienen un mundo interior grandioso y también explica porque no pueden evitar moverse o gritar. Te lo traigo mañana.
No dije nada, ni me acerque, aunque tuve ganas de decirles: Soy la madre de este niño y me ha alegrado escucharos hablar de autismo de esta manera sencilla y sin miedos.
Queda mucho por hacer pero algo poco a poco está cambiando.
Ayer supe que quizás sea esta la generación que conozca el autismo y respete a las personas por sus diferencias, quizás sea esta donde veremos los frutos del esfuerzo de tantos por concienciar y quizás esta intención comunicativa nos esté llevando por fin a la palabra, por fin a conquistar el mundo para todos.
Como en la parábola del sembrador, una parte cayó en el camino y se pisó, un parte cayó en la piedra y se secó... pero una parte cayó en la tierra y dio fruto. ¡Sigamos sembrando!
Ayer oí a dos jóvenes hablar de autismo y solo callé y continué mi camino con miel en mi corazón y una sonrisa en mi alma.
Que alegría Isa!!! Gracias por compartirlo, porque a mi también se me dibuja una sonrisa en el alma al leerlo. Un besazo. Os quiero famila
ResponderEliminarEsta precioso, he sentido tanta alegria al leerte Isa, senti ganas de llorar de alegria se que esta muy cerca ese día en el que el mundo entienda que no es un problema es otra manera de ver nuestro mundo mil besos, soy Helen la madre de Ethan en Empower Parents, muchos besos para tu preciosa familia
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